Tiempo. 3ra Temporada
La puerta comenzó a abrirse con
lentitud. La criatura levanto la vista de su plato al reloj y escudriño
atentamente la hora, las 00:00 en punto.
La puerta termino de abrirse con
un rechinido y allí de pie, apareció un hombre bien vestido, de torso fuerte y
grueso con una barba blanca recortada y pelo gris en la coronilla. Llevaba un
abrigo de cachemir beis encima de un traje de lana oscuro. Con una mano
enguantada sujetaba el mango de un bastón de madera pulida con la punta de
hierro. En la otra mano tenía un hacha de carnicero sujeta con cinta adhesiva.
La criatura los miro de arriba a
abajo sin dejar de masticar y le monstruo sus colmillo en una grotesca sonrisa.
Primera hora del día y llegaba un excelente ejemplar; un empresario, o un
político tal vez.
Levanto una de sus garras y le
hizo un ademan al hombre para que entrara. Este obedeció, cerrando la puerta
tras de sí. Sus pasos eran rápidos, pero su expresión era de miedo, confusión y
asco.
Tomo asiento en la silla frente a
la criatura que lo observo y siguió comiendo.
El hombre miro hacia abajo. Aun
con el chocante sonido de sus masticar la criatura pudo escuchar que el hombre
estaba llorando.
-Que desperdicio de sufrimiento
-dijo para si con la boca llena.
Sin dejar de mirar al hombre
continuo masticando y tomando trozos sanguinolentos de su plato y
trasladándolos a su boca. A su lado y por debajo de la mesa, flotaba en una
viscosa baba todo aquello que no le gustaba o que escupía sin querer.
Finalmente, termino.
-Dedo.
El hombre dejo caer el bastón,
coloco la mano sobre la mesa y con la otra corto su pulgar de un solo golpe. Lo
tomo y lo coloco en el plato. La criatura entonces retiro la tela que lo cubría
y lo engullo.
-Pie.
El hombre se dejó caer al suelo y
comenzó a golpear uno de sus tobillos con la hoja del hacha hasta que este se separó
de la pierna. Con dificultad lo tomo y tras volver a sentarse, lo coloco en el
plato.
La criatura se tomó su tiempo,
pero tras retirar el zapato y lo que quedaba del calcetín, comenzó a arrancar
uno a uno los dedos que aún se movían. Escupió la uñas y finalmente comenzó a
roer la carne, usando posteriormente los huesos del meñique como mondadientes.
-Pierna… Mano… Brazo… Riñón… Dedo…
Ojo… Piel… Riñón… Hígado… Dedo... Intestino… Pie… Rostro… Estomago...
Bastante tiempo después el hombre
era solo una masa amorfa con solo algunos huesos y pedazos de carne encima.
-Al final todos se quedan sin
tiempo. No lo crees.
Aquella calavera con un ojo y
algunos pedazos de carne asintió levemente.
-Corazón.
Lo que quedaba del hombre cayó al
suelo y comenzó a ser devorado por algunas ratas e insectos.
La criatura aún se encontraba
masticando cuando la puerta comenzó a abrirse. La criatura levanto la vista de
su plato al reloj y escudriño atentamente la hora, las 00:01 en punto.
En el umbral de la
puerta apareció otra pobre alma que se había quedado sin tiempo.
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