El Flan

El agente Jackson llego a la repostería en el mismo momento en que partía la ambulancia…, lentamente sin hacer sonar la sirena ni centellar las luces. Se dirigió hacia lo que fue el despacho del dueño, dentro lo esperaban más personas, entre ellas la viuda que aún estaba en shock. La mayor parte deberían de estar cerca de la escena del crimen, pero el informe decía que era bastante asqueroso coma para que todos se quedasen ahí mirando.
Jackson se acercó lentamente a un hombre que se encontraba recargado fuera.
    - Es usted el dueño.
    - No, no… yo soy el encargado.
    - Por favor, muéstreme el lugar del accidente y cuénteme lo que paso.
    - ¿Es necesario? -su pregunta parecía más bien una súplica.
Jackson solo lo miro.
    - Me temo que si… La llamada que recibí en la central especificaba que era un caso grave, algo más que un simple asalto.
    - Grave, mi jefe ha sido brutalmente asesinado.
    - ¿Qué sucedió?
    - Será mejor que venga conmigo.
Condujo al agente a través de varios hornos y maquinaria de la pastelería y por fin se detuvo junto a un refrigerador, se escuchaba el ruido de una batidora, el chico solo se detuvo conteniendo la respiración.
    - Tendrá que seguir solo, agente. No puedo volver a mirarlo. No pue… lo siento.
Jackson solo le puso una mano en el hombro y se asomó, la batidora aún seguía funcionando, nadie se había tomado la molestia de desactivarla y era por aquella razón que sangre de la víctima se revolvía con aquella masa para pasteles. Hecho una mirada rápida y dejo correr lo que no le había sucedido en años como agente, volteo un poco y vomito.
Aquello estaba más que claro no había sido un simple robo, se trataba de algo más, pues el cadáver mostraba tales signos de brutalidad que solo un ataque de oso seria lo equivalente.
Regreso sobre sus pasos tambaleándose, un colega le ofreció un vaso de agua además de terminar el reporte. Jackson acepto pues quería marcharse lo más lejos posible en aquel momento. El encargado estaba afuera fumando, Jackson no le prestó atención y planeaba seguir de largo, pero algo en el joven le llamo la atención. De inmediato lo reconoció, aquella no era la primera tragedia que ocurría en aquel establecimiento. El joven había perdido un brazo cuando al intentar arreglar la enorme batidora algo ocurrió, posiblemente un corto circuito, pero esta arranco a la máxima velocidad jalando el brazo de desafortunado empleado, la sangre había brotado por gran parte de aquel perímetro.
Después de ello el chico no había renunciado, pero ahora con el reciente acontecimiento ya no planeaba seguir allí.
Jackson regreso a la estación y después de arreglar algunas cosas se dirigió a casa. No ceno gran cosa, no creyó que tuviera el estómago si su mente le hacia la jugada de recordar la escena del crimen cuando se llevara la cuchara a la boca.
Su esposa se lo hizo notar, pero él se excusó contándole parte de lo que había ocurrido. Pero él ni siquiera sabía que estaba seguro de creer lo que había pasado.
En la llamada le habían dicho que se trataba de un caso de asesinato, pero solo un psicópata hubiera sido capaz de realizar aquel acto tan atroz, pues al pobre sujeto lo habían atravesado limpiamente en el pecho dos veces justo a la misma altura. Eran tajos limpios y además nadie escucho ni vio nada, únicamente encontraron el cadáver. Más precisamente la desafortunada esposa del ex dueño del establecimiento,
El caso aún no había sido cerrado cuando regreso a la estación a la mañana siguiente, los interrogatorios aún no habían arrojado nada. Algunos sospechaban del encargado, pero esto tuvo que ser desechado, ya que el reporte forense determino que ambas puñaladas habían sido hechas al mismo tiempo.
Pidió el expediente con miedo a toparse con las grotescas fotos que seguramente habían tomado, pero nuevamente Jackson no logro comprender nada. La llamada que recibió lo saco de su consternación, había habido un nuevo asesinato, esta vez en un callejón, habían asesinado a dos jóvenes y un vagabundo, lo grotesco nuevamente no se hizo esperar, pero esta vez había empeorado.
A uno de los jóvenes le habían comido los intestinos, más tarde se descubriría que fue desde dentro. Al otro solo le habían dado una puñalada en la espalda, pero el vagabundo no tuvo tanta suerte pues le habían aplastado el cráneo.
Los días pasaban y comenzaban a aparecer más cadáveres, Jackson ya no sabía qué hacer, resolver aquello era su obligación. Una tarde, sin embargo, el teléfono no sonó para darle la mala noticia de más cadáveres, simplemente fue su esposa que había olvidado comprar un pastel de cumpleaños para su hija, Jackson se comprometió a comprarlo, acababa de colgar cuando el teléfono sonó nuevamente, un nuevo asesinato, pero apenas escucho la dirección el teléfono se le resbalo de las manos. Tenía que ser una coincidencia bastante mórbida, digna del Guinness tal vez, el asesinato había ocurrido nuevamente en la pastelería, esta vez el desafortunado había sido el ayudante. A esta altura los forenses ya tenían la pesada tarea de reconstruir por lo menos quince cuerpos. La dueña del establecimiento no pudo decir nada que sirviera a la policía, ella solo había escuchado unos gritos de horror provenientes desde el mostrador, pero nuevamente había sido después de la hora de cerrar, tardaron tiempo en hacer todo lo necesaria y al terminar Jackson vio que ya era muy tarde y tena que comprar el pastel de cumpleaños, la dueña del establecimiento había ido a la estación y no quedaba casi nadie más a parte de él, así que abrió una de las vitrinas y busco un pastel, extrañamente no había pasteles, solo un flan en una esquina, bastante solitario de hecho. Su única compañía eran algunas rebanadas de fruta decorándolo. Lo tomo y salió de ahí mientras nadie lo veía.
Llego a casa esperando que su hija aun no estuviera durmiendo, afortunadamente no lo estaba. Lo primero que hizo la niña después de abrazarlo fue preguntar sobre su pastel de cumpleaños.
Jackson tuvo que decirle que no había conseguido un pastel porque había salido tarde del trabajo, pero aun así le había conseguido algo delicioso.
La niña solo se limitó a mirarlo con cara compungida, pero de inmediato se alegró al ver aquel flan. Jackson no quiso probarlo ya que nuevamente las escabrosas imágenes de su trabajo lo seguían persiguiendo y su esposa argumento que estaba a dieta. La niña por su parte solo dijo que había sido un buen cumpleaños el que había pasado.
Jackson salió temprano al trabajo y a medio día recibió una nueva mala noticia, su hija estaba en el hospital, al parecer se había desmayado en la escuela después de vomitar. Los doctores aun no sabían que era los que pasaba, o al menos no en momento, ya que la señora les comento que había sido lo último que había comido, otra rebana de aquel flan. Los doctores pidieron una muestra y Jackson salió del hospital para dirigirse a casa y llevar la muestra.
Jackson llego derrapando y entro como una bala hasta la cocina, abrió el refrigerador, pero había una sorpresa más, el flan había desaparecido. Solo había una gelatinosa marca azul en el suelo como de algo que se arrastraba lejos.
Jackson llamo a su esposa para preguntarle si había movido de lugar aquel postre, ella le comento que no. Jackson no quiso preocuparle aún más, así que tomo un pequeño frasco vacío y tomo una muestra de aquella sustancia gelatinosa. La llevo de prisa al hospital esperando que encontraran pronto que era aquello, ya que su hija se había puesto grave.
El laboratorista volvió a mirar aquella sustancia sin saber que era o de donde había salido realmente. La hija de Jackson en ese momento tenía un intenso dolor en el vientre, pero no podían determinar que lo estaba ocasionando. La noche llego y los médicos finalmente lograron estabilizar a la niña.
El laboratorista salió dejando el frasco con la sustancia sobre una mesa. Pero aquello tenía otros planes, por la noche cuando no había nadie cerca la sustancia ahora tenía la forma de un pequeño seudópodo azul rompió el cristal del frasco que lo mantenía cautivo y salto por la coladera.
La hija de Jackson despertó poco antes del amanecer nuevamente con aquel dolor, pero algo había cambiado, sus ojos se veían sin vida y de su boca salía una espuma azul crema. Y se había puesto violenta pues golpeo a más de dos enfermeras y doctores.
Jackson y su esposa no hicieron más que esperar intranquilos fuera de la habitación. Alguien en la recepción encendió el noticiero matutino, al parecer una horda de personas furiosas estaba atacando un supermercado y otros más atacaban la estación de policía, Jackson se levantó dispuesto a salir de ahí e ir a apoyar, pero otra noticia lo distrajo algo se acercaba caminando y muchos huían al verlos. Alguien gritaba que estaban muertos, pero no decía quiénes. Pero pronto lo descubrieron, un reportero enfoco aquello que hacía temer a los vivos.
Lo que se acercaba caminando eran cadáveres, los mismos cadáveres de todos los crímenes que Jackson había estado investigando, se movían como si nada atacando a las personas y lanzándoles aquella baba azul.
Ya era claro lo que había pasado, la cosa que había escapado del laboratorio tenía una misión, se había reproducido en el drenaje y había atacado a los civiles que encontró. También había matado e implantado los huevecillos en las victimas para controlarlas y que estas a su vez se reprodujeran e infectaran más, ahora el plan estaba casi completo. La hija de Jackson soltó un chillido y se transformó en una especie de masa gelatinosa que atravesó a los doctores por el pecho, pero aun así estos se levantaron e hicieron lo mismo con otras personas a su alrededor, todos estaban muertos y solo los mantenía vivos la sed de sangre.
En el noticiario matutino que ya ningún ser vivo miraba en el hospital aparecieron las primeras imágenes de la nave nodriza mientras continuaba el ataque.
La invasión había comenzado.

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