Pesadillas
Oscar aparto las cobijas con cuidado y salto de la cama. Con
sumo cuidado emparejo la puerta y descendió los escalones hasta la cocina, encendió
la luz y se sirvió un vaso de agua; lo bebió y después de dejar el vaso sobre
la mesa oprimió nuevamente el interruptor.
El segundo peldaño de la escalera crujió con un rechinido
que por un momento pareció ensordecedor, espero un par de segundos, pero
Daniela no comenzó a gritar que la había despertado.
Oscar suspiro recordando la ultima vez. Regresaba de la
cocina como en esa misma ocasión, cuando su pie golpeo la cama y el no pudo
reprimir un gemido de dolor. La chica despertó de un salto y comenzó a reclamar
gritos que por qué no se había fijado por donde andaba, que sabía perfectamente
que si despertaba en mitad de la madrugada después le era imposible volver a
conciliar el sueño. Oscar le había pedido perdón, pero después de diez minutos aquello
se había tornado en gritos que impidieron que alguno de los dos tuviese el
resto de la noche pacífica.
Oscar subió con cuidado los últimos tres peldaños de la
escalera (los que más propensos eran a rechinar) con un poco de nerviosismo. Lo
logro.
Estaba por
atravesar el umbral de la puerta de su habitación, sin embargo, la ráfaga de
viento que sobrevino de la derecha le hiso girar la cabeza con rapidez y
nerviosismo. La ventana se encontraba abierta, pero esto no era lo único anormal.
Con la vista fija en el fondo del pasillo pudo notar un
sombrero que cubría la mayor parte de la cara de su portador y mas abajo una
gabardina de cuero, de cuyas mangas sobresalían un par de largas y filosas
cuchillas de machetes.
Oscar quería preguntar al hombre quien era y más
importante aún que quería, pero las palabras se quedaron atoradas en su
garganta.
Pasaron algunos segundos y finalmente el desconocido sonrió
malignamente mostrando una hilera de dientes amarillos. Oscar echo a correr en dirección
contraria con el desconocido haciendo resonar sus botas sobre el suelo de madera.
Oscar logro penetrar en el baño y cerro la puerta con un
golpe seco y paso el seguro rápidamente esperando que Daniela no despertara
gritando que qué diablos ocurría y con ello llamara la atención del
desconocido. Sin embargo, aquellos pensamientos se disiparon en cuanto una hoja
afilada atravesó la puerta quedando a tan solo medio centímetro de su nariz. Oscar
se lanzó hacia atrás cuando una lluvia de astillas salió volando hacia el
lavabo. El hombre entro con paso lento.
Oscar se incorporo con dificultad y tomo la tapa de la
caja de agua; la lanzo contra el hombre, pero este la esquivo con facilidad.
Oscar se lanzo hacia el frente a tiempo, pues de lo
contrario la hoja del machete hubiese atravesado su cabeza con facilidad.
La puerta estaba a escasos centímetros, Oscar planeaba
alcanzar el pasillo en modo oruga y después echar a correr, pero no tuvo
oportunidad. El dolor que sintió le hiso gritar y girar la cabeza al mismo
tiempo, su pierna izquierda se había desprendido de su cuerpo.
Oscar grito. El desconocido volvió a sonreírle y comenzó a
levantar su brazo.
Oscar se cubrió la cara con una mano y volvió a soltar un
alarido cuando esta cayo al suelo y la hoja del machete se clavó contra su
rostro.
Oscar despertó gritando. La luz del día se colaba por la
ventana. Miro al lado. Daniela se incorporó extrañada.
¾
Estas bien-pregunto soñolienta.
Oscar suspiro.
¾
Si. Lo siento. ¿No te desperté?
¾
No. No lo hiciste.
Del vientre de Daniela comenzó a brotar un reguero se
sangre y su tronco se desplomo hacia atrás.
Oscar despertó exaltado, todo habían sido simplemente
pesadillas. Miro a su lado y comenzó a gritar.
El cuerpo de su novia de la cintura hacia abajo era lo único que se
encontraba junto a él en la cama.
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