La Anciana del Final de la Calle

Los sarcófagos comenzaron a abrirse, pronto el explorador estaría rodeado y su único objetivo era el tesoro, comenzó a correr, pero una momia lo atrapo y comenzó a morderlo; apareciendo en ese momento la palabra “GAME OVER”.
¾    Este juego es aburridísimo- se quejó Lucy.
¾    Si, sería más divertido si fuera un poco menos difícil-convino Oscar-. Y si salimos a los campos a jugar con Willy.
¾    Está bien.
Lucy accedió a ir más por fuerza que por gana, pero aquella tarde de vacaciones no teniendo otra cosa que hacer… La tarde comenzaba a caer y la calle comenzaba a tomar su tono lúgubre como todas las noches, por fin llegaron a la mitad de la calle. No necesitaron llamar a la puerta Willy ya salía a buscarlos y juntos convinieron que sería divertido ir a jugar al maizal, pero las ganas se fueron en cuanto llegaron al final de la calle, jamás habían llegado hasta allí, pues la vieja casa del final de la calle producía unos escalofríos terribles. Los vidrios rotos y las paredes semi derruidas demostraban el abandono al que se había sometido dicha casa después del incendio en el que había muerto su propietaria, cuyo cuerpo aún no había sido encontrado, solo se sabía de su muerte por los gritos que aquella noche se escucharon en todo el barrio.
Sin hacer mucho caso los niños se dirigieron al maizal y comenzaron a jugar a las escondidas, Oscar buscaba a Lucy como su principal objetivo, pero era imposible mirar más allá de las espigas ya maduras.
Oscar seguía corriendo hasta que sin querer rodeo el terreno y llego a la parte trasera de la siniestra casa. La puerta trasera se encontraba abierta y con los últimos rayos del sol se lograban distinguir algunos grafitis y los muebles incinerados. Oscar se hallaba contemplando el interior cuando Willy apareció y declaro salvación, Lucy apareció unos segundos después.
¾    ¿Quién se atreve a entrar? –pregunto Willy.
¾    Nadie, que no sabes que el fantasma de la anciana habita allí- recalco Lucy.
¾    Claro que no- repuso Oscar- porque no entramos para ver que hay y después nos vamos a casa.
Willy pateo una lata de cerveza vacía y entro seguido por Oscar, Lucy se quedó un poco estática a unos centímetros de la puerta, sin saber porque miro hacia arriba, la ventana era demasiado diferente de las demás, pues era la única que no parecía afectada por el fuego, en realidad parecía nueva; demasiado nueva.
Lucy seguía concentrada en sus pensamientos, reflexionado quien había colocado esa ventana nueva. Sin embargo, algo distrajo a Lucy, Oscar y Willy habían comenzado a subir con cuidado la ruinosa escalera, y ahí fue cuando lo vio, alguien pareció pasar corriendo de un lado hacia otro del cuarto, pero sus movimientos eran torpes, como si lo que fuera aquello estuviera dentro de un costal. Lucy estuvo a punto de soltar un grito, pero no lo hizo, corrió hacia el interior de la ruinosa casa y volteo hacia todos lados, solo ellos tres estaban ahí, y la posibilidad de que alguien escapara sin ser visto era muy baja pues no había otra ventana o puerta cerca. Sin pensarlo dos veces comenzó a subir por la escalera.
Willy le ayudo a subir los últimos peldaños, lo difícil no había sido subir, lo verdaderamente difícil iba a ser bajar, pero eso tendría que esperar, de cualquier forma, la exploración apenas comenzaba, pues a todo lo largo y ancho del pasillo que se abría frente a ellos había varias puertas.
Oscar no lo pensó dos veces y se introdujo por la primera, seguido de sus dos amigos; el cuarto era grande, pero lamentablemente no quedaba mucho que ver todo era escombros y cenizas; salvo por un enorme baúl que se encontraba recargado en una de las esquinas, pero lejos de la ventana que había visto Lucy, por lo que apenas era visible.
Los tres salieron nuevamente al pasillo y continuaron recorriendo dicho lugar, Lucy había decidido que la mejor manera de evitar una broa era quedándose hasta atrás, sin embrago tras revisar la tercera puerta los tres comenzaron por sentirse observados, además de que la primera puerta que habían revisado se cerró abruptamente.
¾    Oigan- reclamo Lucy- si querían asustarme bastante era con haber entrado, además de creo que hay alguien aquí, lo vi abajo.
¾    Quien era- pregunto Willy.
¾    No lo sé, paso corriendo.
¾    Creo que es mejor irnos de aquí- dijo Oscar con un hilo de voz y la mirada fija en el fondo del pasillo, desde donde unos penetrantes ojos les devolvieron la mirada una vez que todos vieron de lo que se trataba.
 Oscar y Lucy dieron media vuelta y comenzaron a correr, pero Willy se había quedado allí:
¾    Willy vámonos- grito Lucy-.
Eso pareció sacarlo de su consternación pues dio media vuelta y comenzó a correr, solo que antes de llegar a la escalera decidió voltear para cerciorarse de que aquello no los había perseguido, por fortuna para ellos no lo hizo, pero eso no impidió que Willy tropezara con algo y callera. Solo cuando estuvo abajo comprobó lo que era. Había tropezado con un hueso, un hueso humano.
Ahora más asustados por el nuevo descubrimiento descendieron rápida pero cuidadosamente, la ruinosa escalera solo para llevarse una nueva sorpresa, la puerta por la cual habían entrado se visualizaba más lejana de lo que cualquiera de los tres recordaba, además el enorme baúl que habían visto en la primera habitación del segundo piso se encontraba allí, aun así corrieron hacia la puerta la cual no lograban alcanzar, pero no se daban por vencidos, si aquello decidía bajar tal vez su destino sería peor. Lucy había comenzado a llorar y sentía que las piernas le flaqueaban, pero al fin estaba por alcanzar la puerta, solo que antes de llegar a ella apareció una mujer.
¾    Hola niños, no deberían de andar por aquí.
¾    Solo entramos un momento, ya nos íbamos- le aclaro Willy-.
¾    No se vayan- respondió la mujer con una voz más gruesa.
¾    Por qué…
Fue lo último que alcanzo a decir Willy antes de que los afilados colmillos de la mujer le arrancaran la cabeza, la mujer ahora tenía el rostro más espelúznate que Oscar o Lucy hubieran visto en cualquiera de sus pesadillas. Ambos comenzaron a correr hacia arriba nuevamente, con aquel terrible ser persiguiéndolos, ambos se escondieron dentro uno de los cuartos vacíos, mientras que los pasos de la terrible anciana o lo que fuera se escuchaban en el pasillo y gritando ordenes:
¾    Vengan niños, solo quiero comerlos. Si no lo hacen se van arrepentir.
Lucy seguía llorando mientras que Oscar le tapaba la boca pues de un momento a otro ella podía soltar un grito y delatarlos. Pero eso no fue necesario, la puerta comenzó a abrirse y la anciana sosteniendo una vieja lámpara de aceite. Oscar la miro y corrió hacia ella derribándola, la anciana furiosa le mordió un brazo, pero Oscar estrello la lámpara contra el suelo, las llamas lamieron pronto la ropa de la horrible mujer la cual caminaba envuelta en llamas hacia ellos, mientras Lucy la veía con mucho más temor aún. Pero no logro alcanzarlos, el suelo ya calcinado y ahora más frágil por el fuego que seguía expandiéndose se rompió y aquella criatura cayo junto con él.
Las llamas se expandieron rápidamente por toda la casa, Oscar y Lucy lograron ponerse a salvo saltando por una ventana. Varias personas no se explicaban el porqué del incendio, el cual fue controlado con rapidez.
La policía solo encontró un brazo y un pie calcinados pertenecientes a Willy, pero ni rastro de la anciana que Oscar y Lucy describían.
Esa tarde ambos regresaron a casa con sus padres y trataron de dormir.
Mientras tanto al final de la calle bajo los escombros de la vieja casa la terrible anciana salía de su escondite nuevamente y se internaba en lo profundo del maizal donde comenzó a colocarse unas vendas nuevas para seguir manteniéndose en pie y poder salir a devorar a los niños que habían entrado a su casa, los cuales por el olor que tenían debían ser muy sabrosos.
“Serán una delicia”-pensaba la anciana mientras se arrastraba lentamente hacia la casa de los niños.

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